viernes, 11 de marzo de 2011

Madrid. El entierro de la sardina.

Aunque se han hecho de rogar, por fin llegaron -y tristemente se fueron- los carnavales. Época de trasgresión en la que triunfan nuestros más bajos instintos y el pueblo llano es protagonista frente a las instituciones, o por lo menos, así  debió de ser en sus orígenes. Es el triunfo de don Carnal sobre doña Cuaresma. Y como todos los años nos disponemos (mi santo y yo) a disfrutar del entierro de la sardina madrileño que se celebra en el barrio de la bombilla.
 

Hay varias teorías de cómo empezó esta tradición. Una de ellas cuenta que en el siglo XVIII, en tiempos de Carlos III, llegó a Madrid un cargamento de sardinas malolientes y las autoridades ordenaron enterrarlas en la Casa de Campo. El pueblo, que estaba de juerga, acompañó al cortejo fúnebre entre bromas y bailes, y tan bien se lo pasaron que el año siguiente repitieron. La fiesta dejó de celebrarse hasta que un grupo de amigos con un estandarte y una caja de zapatos decidieron reiniciar la tradición y se dirigieron hacia la fuente de los pajaritos a celebrar el entierro. Así nació La Alegre Cofradía del Entierro de la Sardina. Hoy en día van acompañados por la Cofradía del Boquerón formada por las viudas de la sardina.







Nos unimos al cortejo fúnebre dispuestos a ver a las viudas llorar, a los cofrades beber, a oír cantos fúnebres mezclados con la música más pachanguera, a disfrutar de los últimos disfraces, y sobre todo, de una diversión sana y familiar.

 

El ambiente es más como el de las fiestas de un pueblo que como el de las fiestas de una gran urbe como es Madrid. Comienza a las seis de la tarde, lo que hace que familias enteras de toda la ciudad acudan a ver y participar de este “desfile” mezclados con los cofrades y vecinos del barrio.

 


Merecen una mención especial las madres del AMPA de un colegio de la zona por su divertido y original disfraz. Este grupo de mujeres, año tras año, animan el cortejo, con sus curiosos disfraces, mientras los padres cuidan de los niños. No tengo claro quien se lo pasa mejor si ellas o los cofrades. 



Este año se disfrazaron de globos sonda haciendo un guiño a una de las tan populares prohibiciones del gobierno. ¿Adivináis a cual?











El entierro de la sardina es un buen punto y final a esta pagana fiesta de los carnavales. No nos sentimos decepcionados, el año que viene… más.

miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Y ahora que hago?


Todo llega y algún día creo que seré capaz de poner algo interesante. Mientras me lo curro habrá que seguir esperando. 
Es una pena, pero al fin y al cabo, yo soy rubia!